martes, 14 de enero de 2014

Mi inicio en el mundo de los faros, por Paqui.

Nunca había reparado en esos generosos gigantes de luz, solitarios y solidarios, que brillan por devoción y vocación; pero el amor y el entusiasmo a veces se contagian cuando quien los transmite pone su vida, su esfuerzo y su dedicación en ello.

Es precisamente gracias a Paco, presidente de esta Asociación de la que tan magníficamente lleva el timón, que hizo brotar en mí la chispa necesaria para sentir la necesidad de aprender sobre ellos y, aunque sé muy poquitas cosas, sólo mirarlos ya merece la pena.

Su fidelidad a ese mar que los acompaña, a veces manso y otras enfurecido, su mirada optimista buscando la altura de cielos radiantes de azul,  pintados de tiza o entristecidos por el negro azabache, y sobre todo su hermosa labor de alumbrar y ser guía de aquellos que lo necesitan, merecen nuestro reconocimiento y nuestra admiración.

¡Gracias, viejo farero!

Paqui.

1 comentario:

El viejo farero dijo...

Sabes que te agradezco enormemente tus palabras pero lo cierto es que sin tu ayuda esta asociación no hubiese echada a andar como lo hizo.

Ahora tenemos una labor por delante: hacer que otras personas conozcan nuestros faros, después si alguien se engancha a ellos bienvenido sea.

Me alegra tenerte en este grupo de amigos.

Un beso.