
Es precisamente gracias a Paco, presidente de esta Asociación de la que tan magníficamente lleva el timón, que hizo brotar en mí la chispa necesaria para sentir la necesidad de aprender sobre ellos y, aunque sé muy poquitas cosas, sólo mirarlos ya merece la pena.
Su fidelidad a ese mar que los acompaña, a veces manso y otras enfurecido, su mirada optimista buscando la altura de cielos radiantes de azul, pintados de tiza o entristecidos por el negro azabache, y sobre todo su hermosa labor de alumbrar y ser guía de aquellos que lo necesitan, merecen nuestro reconocimiento y nuestra admiración.
¡Gracias, viejo farero!
Paqui.
1 comentario:
Sabes que te agradezco enormemente tus palabras pero lo cierto es que sin tu ayuda esta asociación no hubiese echada a andar como lo hizo.
Ahora tenemos una labor por delante: hacer que otras personas conozcan nuestros faros, después si alguien se engancha a ellos bienvenido sea.
Me alegra tenerte en este grupo de amigos.
Un beso.
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