domingo, 24 de marzo de 2013

Satisfacción total.

A las 9 de la mañana del jueves estaba en Utrera, en la biblioteca del colegio Maestro Juan Antonio Velasco colocando las 30 fotografías que iban a formar la exposición para los chavales ( y sus tutores) de 4º, 5º y 6º.   Además llevaba una serie de lámparas, un par de balizas para encenderlas y que viesen cómo concentran la luz gracias al sistema de la lente de Fresnel  y 3 maquetas de faros.  En la biblioteca hay una pantalla de televisión bastante grande y teníamos de refuerzo un pen con más fotografías que esperaba me ayudasen a que los chavales entendiesen al menos una parte de la charla y que no se aburriesen demasiado. Estaba convencido de que buena parte de lo que les contase les sería indiferente y que lo único que en verdad les interesaría sería ver las bombillas. Pero estos niños me han sorprendido mucho, muchísimo. Saben, en general, perfectamente que es un faro, para que sirve y la importancia que tiene.  

Había evidentemente muchas cosas que desconocían y ha habido varias cosas que los han puesto eufóricos y felices: saber que el faro más alto de España está en Andalucía, que el único metálico en servicio en España está en Andalucía, que el faro habitado a mayor altitud de todo el Mediterráneo es también andaluz, que el faro a mayor altura sobre el mar en toda la costa mediterránea está en Andalucía y que el primer faro  que tuvo linterna aeromarítima en España también lo tenemos los andaluces.  Para mi la felicidad no venía de sentirme especial por tener estos faros únicos, mi felicidad venía de ver a los chavales sentirse orgullosos de ser andaluces y de que estos faros "especiales" estén en nuestra tierra.

La idea era dar las charlas a estos cursos solamente, 4º, 5º y 6º, pero hay en este colegio un maestro muy especial que quería que sus alumnos también tuviesen la experiencia, niños de 7 años que están en 2º. Miedo me daba pensar en cómo les iba a explicar que es un faro, como funciona...  pero los alumnos del maestro Manu son igual de especiales que él y la charla pocas diferencias tuvo de la que tuve con los mayores. Una delicia.

En la entrada anterior tanto él como Paqui, tutora de un 5º curso, me agradecen haberle dado la charla a los niños, pero, sinceramente, soy yo quien agradece a ellos y al equipo directivo que me dejasen vivir esa experiencia. Ahora queda seguir sembrando. Hay buena tierra.


F.G.M.

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